miércoles, 22 de julio de 2015

Mi amada musa, hace 5 años que no tengo noticias tuyas...

Entiendo perfectamente la razón de tu discernimiento, encuentro patético el estado en el que me encuentro y contemplo con horror la cruel verdad que ahora viene a mi gracias a un respiro de momentáneo tiempo pretérito que hizo presencia en una de esas reuniones que terminan con la paciencia de los vecinos. 

Bien es sabido que las musas buscan a los artistas y no al revés. Así también suelen abandonarlos cuando el artista prescinde de su habilidad para convertirse en algo más... algo mucho más sencillo creo yo, puesto que el artista representa de por sí un estado más elevado de su humanidad.

Así que mientras contemplo mi fealdad fundamentada en el probable deshuso de mi razón, trato de recuperar las ideas flotantes en mi cabeza para re-encontrar un poco de coherencia y hacerme mas atractivo para la musa desgraciada que no tuvo a bien la cortesía de demostrarme su falta de interés con el afán de que pudiera yo darme cuenta de su probable futura pérdida.

Mi único consuelo es aquel hermoso pensamiento que uno aprende del folklore popular, aparentemente de manera casi automática y a mi parecer prácticamente inevitable: "si tienes un ave déjala ir, si regresa es tuya, si no, nunca lo fue". Me pregunto que tan similar es un ave a la musa fugitiva y que tan dispuesta se encuentra a regresar, o siquiera a hacer un vago intento de recuperar el tiempo perdido, valdría la pena intentar... Empezar desde cero como dicen en las películas, un café quizá? Una charla por teléfono? Una leve mirada que despierte de nuevo aunque sea un poco de interés...

...regresa desgraciada, qué puede tener otro que no tenga aún yo dentro de mi oxidado ser?